Extraños, anónimos.

Resguardando las letras, las palabras roban pedazos de sueños que no salen a la luz, que no se cumplen. Es como si de pronto todo lo que decimos se mecanizara y siguiera un guion exacto, digno de una mala película. Quienes cometen ese pecado muchas veces dejan morir sus sueños y deseos, multiplicando miedos..., dividiendo vacíos. Mentirse a uno mismo es exacto, un reflejo de noches frente a un espejo sonriendo y días escondiendo un secreto. 

Comentarios

Entradas populares