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La vida no los cruzo, ni por casualidad. Se sucedieron varios entredichos entre sus destinos y sus deseos. Se encontraron a la hora que señalan los laboriosos minutos de la tarde. Ella venia de esquinas dispares. El que esperaba y desesperaba también. Subieron en el ascensor al abismo. Un desconocido dijo, voy al 5to piso, ella dijo al 8vo o fue el? Las luces de la tarde se comieron al día. Hacia frío, se podía ver un retoño de ciudad. De culmines deseos y placeres viejos, nuevos. Se quisieron como saben quererse los pájaros cuando saben volar, como los cielos que alguna vez llueven. 


Se sintieron. Ellos se sintieron. Loco no? Pero los locos no sienten, los rotos si. 


Y así se fueron. Extasiados. Obnubilados. Como si nada. Como siempre. Como nadie. 

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