Pasaje en la ciudad.


Según antiguas historias, en cada ciudad del mundo hay un pasaje que une dos calles, dos mundos, dos pensamientos y dos besos. Las almas que transitaron alguna vez por el, recordaran desde lo efímero del detalle hasta las ornamentas mas puntillosas de las galerías que este pasaje atesora.  Se dice también que una vez que se cruza cualquiera de las dos puertas, el alma comienza un viaje de palpitaciones inauditas, y deseos jamas explorados.

Algunos hablan de puertas cerradas que conducen a otras puertas y a otras historias enjauladas, en antiguos amantes que jamas quisieron salir de esa libertad, que nunca saldrán de ese pasaje, de ese pedazo de cielo que se escapa a la tierra para ser corrompido por los besos. Otros afirman haber visto una "mujer" que con sus ojos domina los huesos del tiempo. También a un "hombre", que aprendió a rezar en los brazos prohibidos de lo eterno.

Nadie sabe mas que lo que se oculta, menos de lo que se aparenta y el doble de lo que se desea. Sin embargo, cualquier mortal que transite por ese pasaje, quedara marcado... pero no hablo de tintas baratas o palabras acaloradas, no no! La marca que se lleva es eterna... carece de tiempo, de espacio.

Es una puerta que no tiene llave, una escalera, un viejo ascensor..., patios al aire eterno, a la luz a ciegas. Deseo que respira. Ese es mi pasaje.

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