Cruza el amor, cruzan los tiempos, crece el deseo.


“No hay compasión para el débil latir de los que añoran, para la palabra encadenada a su capricho, para los enamorados en demora. No esta noche.” Rezaba aquel viejo puente. Aquella nueva aventura.


Ahora comprendo, estoy frente a una gran decisión..., cruzar este viejo puente producto del tiempo y la utopía de mundos distintos, o fingir como nunca antes y caer en el error..., en el yerro de mis silencios, en las miradas perdidas que caen en el desencuentro..., hacer lo que el cobarde, el austero..., esto provoca a mis encrucijadas...


Tengo que rendirme súbitamente a los imploros del tiempo, y tranquilizar mis emociones, hacerlas neutrales y comprensivas de si mismas..., sentir cuando se trate de vivir, callar cuando se cansen las palabras de llorar.


Me sumerjo en el umbral de la desesperación, mala amiga y pésima consejera que se jacta de ser innoble, frustrante. Mis pasos tiemblan y el camino es sinuoso, estas lejos mío..., esta noche mi alma soñara sola.


Cruzaré, es decisión tomada..., no voy caer en las trampas que me regala el destino, para probarme..., por lucharte. No esta noche.


“Aun cuando caiga vencido, y la noche nos separe hasta el ocaso eterno, mis latidos seguirán en tu sonrisa, este camino tendrá la luz de tu mirada..., y podré cuidar de tu alma enamorada..., cuando sueñe contigo.” (Reza mi conciencia, tranquila)

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