No hay lamentos, no hay deudas por saldar, no hay nada... (por suerte)

Te fuiste y la partida no fue lo esperado…, las puertas que pensé que morirían sin tu presencia, florecieron como pétalos en primavera, sin llanto y pena.

Estas donde debes estar, y estoy donde el cuerpo no pide permisos…, y el alma vaga libre y sin instrumentos. Gracias al tiempo, esto no es un lamento.

No me necesitaste, y no te perseguí…, tal vez porque la conciencia no estaba en su turno para jugar, y hoy los amantes se despiden sin miedo al remordimiento.

Crees entonces en el amor? O pensás que algo se termina y es un espacio en tus tiempos sin guerra?

Es tu turno para jugar, y te das por vencida…, no hay palabras que decir, no hay momentos que lamentar…, estas en tu ciudad y yo en la mía, un hombre sin lamentos, no es mas que un mártir sin espada.

En la cama que estés hoy, en lo sueños donde seas princesa, en los llantos que seas lagrima…, respira…, estamos lo suficientemente solos...