Extrañar, a veces no es extraño.


El sonido del reloj quema mi piel y me lleva hasta el límite insospechado. Las horas se caen, como las flores en otoño, como el ocaso de las estrellas. Te busco en cada sonrisa y hasta en la luna llena. La cama te extraña, el café se enfría y el aire pesa más que la osadía. Me desespero, siquiera paso un día..., en que estaba pensando. Lo sé, en tu fantasía.

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