La bocanada donde uno intenta existir todos los días se
asemeja a un llamado de auxilio. Tan duro e inestable puede ser el tiempo?
Todo comienza como un dolor impuro y triste. Todo desaparece como un siniestro
final feliz. El delirio de la soledad, es inmensamente proporcional a las ganas
de estar solo. Sin embargo la desesperación por una reacción inmediata no
conoce ciencias exactas.
Dejar ir los miedos, volver a sentir el viento en la cara,
depende del tiempo. Cuando las horas dejen de ser eternos los ruidos molestos y
el silencio amigo, amaremos.
Hay una cosa para la que nunca es tarde
pertenecer…, la vida.
Cuando el delirio, cuando la desesperación cumple su cometido caemos. Desborda
la impaciencia, verborragia absoluta nunca pasajera. Cuando el amor aparece,
todo vestigio de impurezas vanas se desviste en sí mismo, es como si por arte
de magia el olvido se hiciera valiente y el reloj por el cual se rige la vida,
diera la tregua.
“Alrededor del miedo esta la soledad, alrededor del tiempo está el futuro. Pero
sin un presente de ganas, de dulces melodías no existimos”
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