Amanece, el Viernes.


Amanece otra vez, se perfuma la ciudad de tiempos nobles y sinceros. Amanece en cada taza de café en cada cebada entre mirada y mirada. El tiempo se lleva lo que no amanece, lo que se inquieta por estar quieto, y solo esboza sus pasos. Amanece en cada espacio, en cada cúmulo de amor. Es de día en la ciudad, las luces duermen en las calles, amanece tu boca en la mía..., es de día en la ciudad.

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