De oda y deseo.


Es de noche y el momento se profetiza en los pasos del tiempo. Un sirviente de tu reloj, el amante que no despecha ni busca, tu perdón. Se avecina la primavera, y la ciudad nos tiene lejos, hay una huella que se prende, que ilumina, cada vez que el recuerdo se encrudece.

Mano izquierda aferrada al lápiz, derecha absurda con el papel en blanco. Oda a la inspiración, y a los que andan solos por la noche, en rincones de placer sin pecar, y copas de vino que se mueren por besar. Es de noche, y una luz inesperada corre a través del cielo, la inquietud golpea mi puerta…, te deseo.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Una verdadera oda al deseo, y bien merecida que se la tiene.

Entradas populares