Dos


Pensé más de una vez, (equivocado), que la soledad…, esa dama de tibios besos, se había adormecido, se había tatuado en mi piel. Enardecida, la ceremonia del destino, el tinto ocre del tiempo…, sorprendieron de nuevo…

Apareciste…, dulcemente, apareciste.

Mi mundo esta caminando otra vez…, el tibio espejo de mi sombra, te refleja en la ciudad…, cada paso retumba reviviendo..., el aire allá afuera es respirable, ni temerario al intentar..., ni cobarde por querer…

Apareciste…, sencillamente, apareciste.

Y no se arrepienten las agujas del reloj, tampoco se marchitan las oportunidades de la vida…, creemos, intentamos, le sacamos una sonrisa a la osadía…

Apareciste…, tiernamente, apareciste.

p/d: la cena ya no es solitaria, la lluvia es para dos.

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